Excma. Sra. Ministra de Cultura y Sres. caudillos de la SGAE (en adelante, “el
Enemigo”):
Me pongo en contacto con ustedes al ver que persisten en sus intentos de crear un
tribunal administrativo semiprivado, ajeno al sistema de garantías constitucionales. Me refiero, claro está, a lo que ustedes denominan Sección Segunda de la Comisión de Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura (en adelante, “S.S.”).
La S.S. supone una preocupante
deriva totalitaria en la gestión de internet, además de resultar
inútil y costosa. Por los siguientes motivos:
- La S.S. es un órgano
administrativo sin auténtico
control judicial. Adoptará decisiones sin que un juez estudie el fondo del asunto con carácter previo a la censura de las páginas web.
- El sistema existente,
civil y penal, ya les permite conseguir los mismos fines cautelares con
idéntica rapidez; y lo hace respetando las garantías constitucionales. Por lo tanto, es una
reforma innecesaria.
- La S.S.
requerirá un gasto en medios técnicos y humanos. Ese
gasto lo tendremos que pagar los españoles, a pesar de no ser necesario.
- La S.S. supone un
privilegio para unos pocos. Cualquier ciudadano que tenga un problema jurídico debe acudir a los jueces y tribunales ordinarios. Aparentemente, la SGAE
está por encima del resto de la ciudadanía, ya que se le crea un tribunal administrativo para su uso privado. Tribunal en el que, además, estará directamente representado el Enemigo (siendo a la vez parte y órgano ejecutor).
- La Excma. Sra. Ministra es también
parte interesada en el conflicto, lo que me hace
dudar de la imparcialidad de sus decisiones, o de las que adopte su S.S.
- Al Enemigo se le ha dicho reiteradamente en la vía civil y penal que una página de enlaces no vulnera la propiedad intelectual. Sin embargo, la S.S.
perseguirá páginas de enlaces.
Todo esto me molesta como internauta, como escritor y como abogado.
Como
internauta, considero que la Red es una de las mayores herramientas de crecimiento que tenemos, la cual no debe ser censurada de forma arbitraria. Como
escritor, por supuesto deseo que se remunere mi trabajo; pero discrepo seriamente de las políticas coercitivas que lleva a cabo el Enemigo. Y como
abogado, me alarma que se pueda prescindir con tanta facilidad de la tutela judicial efectiva.
Visto todo ello y dada su escasa voluntad de diálogo, no tengo más remedio que adoptar una decisión tajante, siguiendo el camino que marcaron
otros antes de mí.
Por la presente, les declaro la guerra.
El conflicto, en el que
esta parte respetará los Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adicionales, durará mientras persista la intención de crear la S.S.
Si en estos momentos una sonrisa aflora a sus labios y creen que mis palabras no merecen su atención, les ruego que reconsideren su postura. Porque
es mi intención utilizar su propio sistema en perjuicio de ustedes. De este modo, quedará claro lo
absurdo del tribunal administrativo que el Enemigo está ideando.
Si finalmente la S.S. es creada, les adelanto que
yo mismo denunciaré a páginas web. Les he referido que soy escritor y, por ende, titular de derechos de propiedad intelectual. Pues bien, resulta que hay varias páginas que en estos momentos están enlazando sin mi consentimiento a mi creación literaria, y que además obtienen “lucro indirecto” por ello. Les estoy hablando de buscadores como Google, Yahoo y similares.
Si la S.S. ve la luz, interpondré una denuncia solicitando el cierre cautelar de todos los buscadores en España.
Es decir, uno de los primeros cometidos de la S.S. será determinar si se cierra o no dichas páginas. Ante esto, ustedes podrán tomar varias posturas.
Todas ellas me favorecen.
- El Enemigo podría, cosa harto improbable, darme la razón y ordenar el
cierre cautelar de los buscadores de internet. El sinsentido de su política sería entonces evidente.
- El Enemigo podría
modificar ahora la Ley de Economía Sostenible para hacer que los particulares no podamos presentar denuncias a la S.S., aceptando únicamente las de entidades de gestión como la SGAE. Entonces estaría claro que el Enemigo no legisla por el bien común, sino por el
bien de unos pocos.
- El Enemigo podría llegar a
acuerdos con los buscadores para que dejaran de enlazar a mi contenido protegido. Entonces yo crearía un nuevo contenido protegido e interpondría una nueva denuncia, y así una y otra vez. Dudo que su previsión de medios humanos y técnicos tenga en cuenta tal sobrecarga de trabajo, con lo que
el sistema se colapsaría. Además, estoy hablando como si yo fuera el único en acudir a ustedes. Pero
algo me dice que
otros internautas podrían sumarse a esta iniciativa; entonces, el colapso estaría garantizado.
- El Enemigo podría responderme diciendo que mi pretensión carece de fundamento. Pero entonces estaría admitiendo que las páginas de enlaces no vulneran la propiedad intelectual.
Ello sería usado en el futuro por cualquier abogado que deseara pleitear con el Enemigo.
- El Enemigo podría responderme a través del silencio administrativo o con una resolución no motivada. En ese caso,
acudiría a la vía contencioso-administrativa para obtener una resolución judicial firme que dijera lo que ya sabemos: Que las páginas de enlaces no vulneran la propiedad intelectual. Lo mismo que le han dicho ya al Enemigo en el orden civil y penal, pero ahora en el orden administrativo. En el futuro, eso también podría ser usado por cualquier abogado que deseara pleitear con el Enemigo. Cosa que
les cerraría a ustedes otra vía judicial más (con lo que tal vez quieran pasar a la
jurisdicción militar, una de las dos que les quedan por probar).
De modo que les pido humildemente que no sigan adelante con la implantación de la S.S., a menos que quieran verse envueltos en un
conflicto que no pueden ganar de ninguna de las maneras.
Soy consciente de que con mi postura
me arriesgo a condenas en costas, multas, querellas y demandas. Es un riesgo que asumo plenamente.
Si debo pagar cantidades económicas a cambio de
suscitar un debate público y claro sobre lo que el Enemigo está haciendo, lo acepto gustoso.
Es más, si desean interponer demandas o querellas contra mi persona, no duden en contactar conmigo en
"elalmirantazgo (arroba) hotmail (punto) com" . Tendré el gusto de comunicarles todos los datos personales que necesiten para la correcta interposición de dichos escritos: Dirección, D.N.I., estado civil,...
En realidad, creo que semejante actitud les perjudicaría, porque daría visib
ilidad pública a este problema. Y eso es lo que pretendo lograr precisamente. Pero conozco la
manera de actuar que tiene el Enemigo contra quien opina de forma diferente, así que les doy mis datos anticipándome a sus movimientos.
Sin otro particular que referirles, me despido de ustedes y les deseo que disfruten del Buen Combate.
Atentamente,
Fabián Plaza Miranda.
Imágenes usadas bajo licencia de Creative Commons. El Almirantazgo sabe que el Enemigo no tiene ni idea de lo que es eso, pero da igual.